lunes, 18 de mayo de 2009

Avance 1

Aquí les presentamos un primer avance de nuestra sección, que más que intercambios, lo enmarcamos en viajes que dejan huella... Saludos!

Cata Castillo
Nati Bustos

Antes si, recordarles que nuestra sección se unió a la de ex-alumnos, pero por los motivos que Cami Scarpati les señala en un mail que envió, no han podido avanzar mucho en su sección. Es por ello que esta publicación comienza con la introducción a todas las notas: de viajes y de ex-alumnos.

“Una misma vocación, distintos caminos”

Todos entramos a estudiar a nuestra Facultad con una idea concreta: ser profesionales de la Educación. Sin embargo, no tomamos en cuenta la diversidad de oportunidades que se nos presentan antes, durante y al momento de egresar, que de alguna forma marcarán nuestro andar. Si estas oportunidades se mezclan con los ideales y principios de cada estudiante pueden lograr fortalecer su vocación y forjar el objetivo que cada uno tiene para su ideal de educación, formando profesionales más íntegros.

Te invitamos a conocer algunas de estas oportunidades y a ser parte de ellas si te sientes identificada con ellas.


Diario de viaje: un espacio de crecimiento personal

El viaje es un tema recurrente en la literatura universal, donde generalmente marca la vida de algún personaje. Nosotras, nos propusimos conocer personajes reales con experiencias de vida donde algún viaje, casi sacado de una novela, les permitió crecer en sus vidas y en su vocación. Aquí, la historia de cinco compañeras narradas desde aquello que les permitió hacer del viaje un espacio de desarrollo integral.


Misiones y Voluntariado: Experiencias para la vocación

Distintas motivaciones en la vida de cada persona, permiten ir tomando decisiones que guiarán el camino que cada uno ha querido seguir. Y muchas veces se sella con la fe y vocación que mueven el actuar, reflejándose en aquellas acciones que marcarán el resto de la vida. Aquí conoceremos cómo tres compañeras de nuestra Facultad, decidieron tomar sus maletas y seguir el llamado a entregar parte de sus vidas desde su fe y conocimientos profesionales a quienes más lo necesitaban, recibiendo por sobretodo grandes enseñanzas de parte de aquellos a quienes aportaron con su granito de arena.

Cada una de ellas partió a diferentes lugares: Trinidad Aguilera tuvo la oportunidad de misionar, por medio del movimiento de Schoenstatt, en Madison Winsconsin, Estados Unidos, y luego realizar voluntariado profesional posterior a egresar de la universidad, a través de la Fundación América Solidaria en San Juan, República Dominicana. Por su parte, María Paz Escala, “Pacita”, previo a su ingreso a nuestra facultad, participó de un voluntariado de la congregación religiosa Legionarios de Cristo en Curitiba, Brasil, que consistió principalmente en desarrollar proyectos de acción social. Y Valentina Serrano trabajó junto a las Misioneras de la Caridad en Calcuta, India, con el fin de “vivir una experiencia de desprendimiento total y servicio absoluto” hacia los más pobres de dicha nación.

La inspiración, vocación, conocer otras realidades y el agradecimiento a la vida, han sido los grandes móviles que llevaron a nuestras compañeras a encaminar sus pasos lejos de sus respectivos hogares, para así concretar parte de sus sueños que consistían en compartir experiencias y retribuir en parte lo que han recibido a lo largo de sus vidas. Mientras que Trinidad nos señala que el proceso de tomar la decisión fue “un desafío y el deseo de compartir con culturas diferentes”, María Paz y Valentina nos añaden que más que un proceso, fue una simple decisión que se apoyó en momentos de oración y reflexión en torno a lo que se habían propuesto y particularmente para “Vale”, en adentrarse a través de la lectura, en el conocimiento de la India, lugar al que partiría.

Al transmitir sus decisiones, las reacciones de sus más cercanos no fueron las mismas. Los padres de Pacita y Vale no las “pescaron en un principio”, tal como señalan ellas, situación que llevó incluso a Vale a dudar de su decisión; en cambio para Trini fue más fácil, pues ella nos cuenta que lo planteó cuando las ideas ya eran concretas. Sí coinciden todas que una vez que sus proyectos tomaban forma, el apoyo de la familia fue incondicional. Tan fuerte era la decisión de partir y aportar con sus experiencias a otros, que cada una dejó muchas cosas de lado: para realizar el voluntariado profesional, Trini dejó el trabajo que tenía; María Paz vivió esta experiencia egresando del colegio, teniendo la oportunidad de haber ingresado inmediatamente a estudiar a la universidad; y Valentina en el transcurso de sus vacaciones, durante el verano.

Cada una experimentó, desde su particularidad estas vivencias, destacando diferentes ámbitos, como el hecho de aprender a vivir y enfrentar la vida con otros ojos, como nos señala Vale, o el crecimiento en autonomía y aprendizaje del contacto con otras formas de pensar y vivir en el caso de Trinidad, pero todas concuerdan en que lo más valioso de esta experiencia es la entrega en el servicio hacia otras personas, utilizando a cabalidad las herramientas que cada una poseía y reconociendo ver desde otras perspectivas situaciones tan simples como servir desde la capacidad de escuchar o generar cambios en detalles que para otros son grandeza. Además, Valentina y María Paz agregan que para ellas fue una experiencia en que reconocieron a Jesús en el otro, sintiéndolo más cercano y aprendiendo a agradecer y disfrutar la vida.

En cuanto al aporte de esta experiencia en el ámbito profesional, nuestras compañeras nos cuentan que les permite hoy dar una nueva orientación a su quehacer, reafirmaron su vocación e incluso les ayudó en ámbitos más personales, tales como a no tener miedo a expresarse en público, ser tolerantes con las opiniones de otros e incluso a organizar mejor el tiempo, tal como menciona María Paz. Valentina agrega que “aprendí que la gracia no está en cuánto hacemos, sino que en cuánto amor ponemos a lo que hacemos” citando a quien guió sus pasos en este andar, la Madre Teresa de Calcuta. Y en sus vidas, Trinidad señala que “son experiencias que apelan a tus criterios personales y te cuestionan, te ayudan a ser una persona más íntegra y crítica, en tu relación con otros y en tus desafíos personales”, a lo que agregan Valentina y María Paz que son experiencias que contribuyen a formarse como persona y a aprender de los demás. Finalmente, todas coinciden en que son experiencias de vida totalmente recomendables por el crecimiento y enriquecimiento personal que implican, y por la oportunidad de valorar y ser feliz con las distintas posibilidades que entrega la vida.

De esta forma, estas chicas nos muestran otra posibilidad de vivir la vocación, a través de un camino escogido desde la fe espiritual y la necesidad de entregar a otros sus experiencias y creencias, transformándose en parte de su vocación y formación en la educación.













Pacita Escala en Curitiba, Brasil.

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